Si lees este libro, te darás cuenta que la filosofía puede ser el mejor antídoto contra la estupidez humana, pues a todas luces, esta milenaria actividad del pensamiento, que puede practicar cualquiera, resulta incompatible con el autoritarismo de los que tienen un ápice de poder y creen que con él pueden avasallar a los más débiles e ingenuos; con la intolerancia de los que confunden el derecho a la diferencia con la diferencia de derechos; con el fanatismo de los que ciegamente identifican creencia con verdad; con el dogmatismo de los que creen saber que tienen la última palabra; con la superstición de los que prefieren lo sobrenatural inexplicable a lo natural entendible; y con otros desajustes de la conciencia que nutren, fortalecen y dan forma a esa estupidez que tanto daño le ha hecho y le sigue haciendo a la humanidad.
Por eso su autor, filósofo por vocación, dice que lee, piensa y escribe filosóficamente para exorcizar estupideces; las suyas propias y las de otros…